lunes, 20 de septiembre de 2010

Oh! Dulce Madre María

Oh! Dulce Madre Maria, vengo a pedirte tu ayuda. Quiero ser como solo tu has sido en tu vida: paciente, pura, dulce y amorosa. Has sabido soportar los más duros golpes y saliendo adelante como toda una Reina. Humilde y sumisa, pero no para que se aprovecharan de ti, sino para agradarle al Padre. Tantas cualidades tienes que yo carezco. Tanto amor que ofreces con solo tu mirada, dulce y tierna. Enséñame a ser como tu eres. Quiero olvidarme de la felicidad temporal y buscar la eterna. Busco agradar a Dios Padre haciendo lo que tú, obedeciendo, pero me resulta tan difícil. Ahora veo que tu papel no fue sencillo, pero no quiero desistir. Tengo necesidad de amor, de un amor tan puro como el tuyo, un amor sin medida y que no pide nada a cambio más que amor. Enséñame a amar como tu amas. A perdonar como tu perdonas. A obedecer como tu obedeces. Madre Mía, vengo a Ti porque tú eres quien puede ayudarme. Y te lo pido a ti porque eres mujer, como yo, y me entiendes mejor que nadie. Oh! Piadosa Virgen María, te pido por mí, tu hija pequeña que te necesita como guía para ser mejor seguidora de tu hijo Jesús cada día. Ven a mí, no te alejes Madre Mía. Toma mi mano y enséñame a ser como tú. Amén.